El SIDA sigue siendo una enfermedad incurable. Se conocen muy pocos casos de curación del SIDA: el denominado "paciente de Berlín", Timothy Brown, supuestamente se curó tras recibir un trasplante de médula ósea de un donante genéticamente resistente al VIH. Pero, ¿por qué es tan difícil curar el SIDA? Vamos a ver al menos cinco razones.
1. La velocidad de multiplicación del virus. El VIH se replica, se multiplica a una velocidad increíblemente rápida. El virus se multiplica tan rápidamente que podemos llegar a tener cientos de millones de partículas virales en un tubo de ensayo. En un paciente que lleva 10 años infectado puede tener en su organismo virus que son la generación 3.000 del virus que inició la infección.
2. La variabilidad del virus. La variabilidad del VIH es enorme, es mucho más variable que el virus de la gripe, por ejemplo. Uno de los factores que más contribuye a ello es que su genoma es de tipo ARN y que su replicación depende de la enzima transcriptasa inversa, una enzima con una tasa de error (mutación) muy alta, comete muchos fallos al copiar el genoma y la reparación de esos errores es más difícil en el caso del ARN. Esto hace que más del 50% de los genomas virales contengan al menos un error. En un mismo paciente podemos aislar estirpes de VIH genéticamente distintas a lo largo de su vida.
3. Fallo terapéutico. Esta enorme variabilidad del VIH es la causa de que los tratamientos antirretrovirales fallen. Se conocen más de 60 mutaciones en el genoma del VIH que hace que éste sea resistente a más de 15 fármacos distintos y produzcan más de un 50% de los fallos terapéuticos. Para evitar estas resistencias, los tratamientos combinan tres fármacos, la denominada triple terapia, dos inhibidores de la transcriptasa inversa y un inhibidor de una proteasa del virus. Requiere además un seguimiento médico del enfermo.
Esta variabilidad también hace que la obtención de una vacuna contra el SIDA sea francamente difícil. La esperanza está puesta en las vacunas terapéuticas, es decir, vacunas que en vez de protegernos antes de la infección ayuden a controlar al virus en personas ya infectadas. Las vacunas terapéuticas contra el VIH tienen el objetivo de reforzar la respuesta inmune, las defensa del cuerpo contra el VIH con el fin de controlar mejor la infección. En la actualidad, no hay vacunas terapéuticas autorizadas pero sí varias pruebas en ensayos clínicos prometedores.
4. El VIH ataca nuestras defensas y se esconde. Otro problema es que la diana del VIH son nuestras propias defensas, el VIH destruye nuestro sistema inmune. Como hemos visto, infecta los denominados linfocitos T CD4, el director de orquesta de nuestras defensas, de nuestro sistema inmune. Al final, sin estas células es como si el enfermo se queda sin defensas. Pero no solo eso, el VIH también juega al escondite. El virus puede infectar también otras células en las que puede quedar latente durante mucho tiempo. El virus puede pasar desapercibido, escondido entre nuestras células, casi indetectable, esperando el momento para reactivarse.
5. África. Por último, el hecho de que más del 90% de los casos de SIDA están en países en vías de desarrollo dificulta su control. La triple terapia debe mantenerse de por vida, suele requerir varias dosis diarias, tiene efectos secundarios importantes y es caro en muchos países. Todo esto dificulta que muchas personas puedan tener acceso y seguir dichos tratamientos. La discriminación de la mujer en las sociedades de esos países y el que la infección por HIV sigue siendo un estigma social, dificulta también su tratamiento y facilita la extensión de la enfermedad.
Sin embargo, sobre el futuro del SIDA hay que ser optimista. Aunque de momento no haya vacuna y los efectos secundarios de la terapia sean importantes, los tratamientos actuales antirretrovirales han conseguido hacer del SIDA una enfermedad crónica: se pueden estar muchos años con tratamiento con una calidad de vida aceptable y evitando que aparezcan los síntomas del SIDA. La combinación de prevención, diagnóstico y tratamiento reducirá significativamente la incidencia de esta enfermedad en un futuro no muy lejano.
¿Qué probabilidad tienes de contagiarte de SIDA?
Ya hemos visto que los virus que se trasmiten por vía respiratorio, como el de la gripe, son más propensos a causar pandemias. El VIH no es un virus respiratorio, pero sí ha causado una gran pandemia. La probabilidad de contagiarte del SIDA depende de la vía de transmisión del virus. El VIH solo se transmite de persona a persona por distintas vías. A escala mundial, la mayor parte de las infecciones ocurren por vía sexual: en el África subsahariana y en el Caribe por relaciones heterosexuales, mientras que en Europa occidental, Estados Unidos, Canadá y Australia es más frecuente en hombres homo o bisexuales. También el virus puede pasar de la madre al hijo, durante el embarazo, el parto o la lactancia. Sin embargo, si se trata con antirretrovirales a la madre, el nacimiento es por cesárea y se evita la lactancia materna, la posibilidad de infección del bebé es mínima.
Las transfusiones de sangre o hemoderivados es otra vía de infección muy importante, especialmente en países donde no hay control sanitario. También es posible adquirir la infección por salpicaduras en mucosas o heridas de sangre o secreciones genitales infectadas por el virus. El pincharse con objetos infectados, como les pasa a los consumidores de drogas inyectables, es otra fuente de infección. Esta vía predomina ahora en los países Bálticos, Europa del este y Asia central. Aunque el virus VIH puede encontrarse en la saliva, lágrimas y sudor, la concentración de virus es tan pequeña en esas secreciones que no se han descrito casos de transmisión a partir de ellos.
¿Y los mosquitos? ¿Puede el VIH transmitirse por picadura de mosquitos como el dengue, la fiebre amarilla o la malaria? No, el VIH no es capaz de multiplicarse y permanecer en los mosquitos, por lo que aunque pique a un enfermo con el virus en su sangre, el mosquito no puede trasmitir el virus a otra persona. El SIDA no se transmite por mosquitos. Otro dato importante es que después de más de 30 años desde que se identificó el virus, no se conocen casos de infecciones por el contacto habitual dentro de la familia, el trabajo o la escuela.
El SIDA no se transmite por mosquitos.
La vía más eficaz de transmisión es la inyección de productos contaminados, como transfusiones de sangre o hemoderivados. La probabilidad de infección si la sangre está contaminada por el virus es superior al 90%. Afortunadamente, en países donde hay control sanitario, las transfusiones de sangre son seguras. Un pinchazo accidental con una aguja infectada puede transmitir el virus en 3 de cada 1.000 exposiciones. Entre el 30 y el 50% de los hijos de embarazadas con VIH pueden nacer infectados si la madre no recibe tratamiento, pero esta proporción puede bajar hasta el 1% si lo recibe. Respecto a la transmisión sexual, la vía más eficaz de transmitir el SIDA es el coito anal: la probabilidad es de entre 5 y 30 infecciones por cada 1.000 exposiciones, siendo el riesgo mayor para la persona receptiva que para la que penetra. En el coito vaginal, la probabilidad de transmisión es mayor de hombre infectado a mujer sana que al contario, entre 1 y 2 infecciones por cada 1.000 exposiciones.
Además, hay otros factores que influyen. La probabilidad de contagio sexual aumenta si algún miembro de la pareja tiene otra infección de transmisión sexual, como la sífilis, por ejemplo, que produce úlceras; o cuando existe sangre, debido a la menstruación o erosiones; o cuando la cantidad de virus en la persona infectada es alta, lo que ocurre al inicio de la infección o si no se recibe tratamiento antirretroviral. Las personas con tratamiento correcto y que lo siguen regularmente tienen menor número de virus, lo que reduce el riesgo de infección para su pareja. Los hombres circuncidados también presentan menor riesgo de infectar a la mujer.